limpieza
La limpieza es la base de cualquier programa de cuidado facial destinado a mantener una piel sana. La piel es nuestra interfaz con el mundo. Nos protege del sol, del calor y de la luz, y nunca deja de repararse y renovarse. Extremadamente delicado y sorprendentemente resistente, es necesario limpiarlo suave y regularmente para luego nutrirlo e hidratarlo. Para limpiar en profundidad la piel y cuidarla como ella nos cuida a nosotros, cada uno debe primero conocer las necesidades específicas de su epidermis, estar atento a sus reacciones ante los factores externos y elegir un tratamiento de limpieza. resultado.
La importancia de la limpieza
La limpieza participa en el proceso de renovación natural de la piel eliminando impurezas, bacterias, exceso de sebo y contaminantes. El buen funcionamiento de la piel depende de la cooperación de la epidermis, el estrato córneo, la película hidrolipídica y las glándulas sebáceas.
La limpieza promueve que la piel eleve las células nuevas eliminando las células viejas. Ayuda a mantener la piel fresca y evitar manchas en la piel como pigmentación o bronceado.
Una limpieza demasiado agresiva de la piel la priva de su sebo, lo que la sitúa en un estado de desequilibrio. La piel puede entonces secarse o, por el contrario, producir aún más sebo para autorregular su barrera protectora.
Elige un tratamiento de limpieza
Lo que llamamos "tipo de piel" resume, en pocas palabras, todas las funciones que realiza especialmente tu piel: la cantidad de sebo que produce, la forma en que regula su capa lipídica protectora y su reacción ante ella. factores externos como calor, aire seco, actividad física, dieta y estrés. Recomendamos el uso de limpiadores suaves específicamente adaptados a cada tipo de piel y sus necesidades específicas.
La piel seca y sensible requiere un limpiador con vitamina E. Es un limpiador especialmente suave que evita pelar su película hidrolipídica o alterar el estrato córneo.
Para pieles grasas , recomendamos un limpiador con vitamina C que elimina el exceso de grasa y reequilibra la piel, sin dañarla, ya que esto a su vez podría aumentar la actividad de las glándulas sebáceas.
La compleja dualidad de la piel mixta requiere un limpiador con vitamina C. Tratará eficazmente las zonas grasas del rostro, sin agredir las zonas más secas.
Para pieles normales , recomendamos el limpiador con Vitamina E, tan suave como eficaz, que preserva el equilibrio de la piel. Al elegir un limpiador, elija una textura y composición adaptadas a las necesidades individuales de su piel.
Conclusión
En general, limpiar tu rostro debe ser una parte permanente de tu rutina de cuidado de la piel. Es una práctica muy importante que se integra con la vida cotidiana para promover una buena piel y una mayor salud. La limpieza también ayuda a proporcionar de forma natural la luminosidad y el brillo del rostro. Después de la limpieza también se requiere una hidratación y nutrición adecuadas.